FORMACIÓN EN LA IGNACIANIDAD: CAMPAMENTO MISIÓN 2025

Por: Estudiante Mariana A. Acosta, Misionera 2025 En primer lugar, me gustaría agradecer a Pastoral por darme la oportunidad de participar en la Misión 2025 durante la Semana Santa. Al ser mi primera misión, fue una experiencia muy enriquecedora en la que, junto a los demás misioneros, pudimos compartir con la comunidad de Ubalá, específicamente en la vereda “La Mesa”. Durante la mayoría de los días compartimos espacios con niños, jóvenes y adultos, donde, a través de actividades lúdicas y momentos de introspección, buscamos transmitir enseñanzas con el objetivo de reconocer que cada día de nuestra vida tiene un propósito y que ese propósito nos ayuda a formarnos como seres humanos. Tuvimos la oportunidad de visitar los hogares de la comunidad y conocer un poco más sobre su cotidianidad y sus historias de vida. Fue allí donde sentimos una profunda admiración por los campesinos, quienes luchan diariamente por salir adelante y, sin importar el clima o las dificultades, siempre nos recibieron con una sonrisa. También fue admirable ver cómo las familias estaban dispuestas a abrir sus puertas y compartir espacios con nosotros, permitiendo crear momentos llenos de risa, compañía y, sin duda, mucho amor. En segundo lugar, como misioneros, también fuimos testigos de realidades difíciles, como la de algunos adultos mayores que han sido abandonados por sus propios hijos. Este fue un momento de gran reflexión que nos enseñó la importancia de no olvidar a quienes nos han formado y guiado en nuestro camino de vida. Esta misión nos permitió acercarnos a realidades que muchas veces creemos lejanas, pero que existen y necesitan de nuestra empatía y compromiso. Nos dimos cuenta de que no podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de los demás. Hay momentos en los que alguien necesita de nosotros, nos ve como una luz en medio de la frustración. Lo menciono porque varios miembros de la comunidad nos compartieron que, antes de nuestra llegada, se sentían distanciados entre ellos, y que gracias a los momentos que compartimos, lograron reconectarse, sentir esperanza y encontrar motivación para seguir adelante. Nos demostraron que, aunque haya momentos de tristeza, siempre llegará la alegría. “Olvidar quienes somos y de dónde venimos es perdernos en el camino”
Conmemoración de la Semana Mayor: VIACRUCIS

Por: Jennifer Borda, Coordinadora de Comunicaciones. Este viernes 11 de abril, el Padre Enrique Alfonso Gutiérrez Tovar, SJ, presidió una significativa conmemoración de la Semana Mayor, invitándonos a reflexionar sobre el caminar de Cristo hacia la Cruz, símbolo del sacrificio, la entrega y el amor profundo de Dios por la humanidad. En este recorrido espiritual, se nos recordó que cada uno de nosotros también lleva su propia cruz, y que no estamos solos en ese camino. La jornada inició con una oración guiada por el director de Pastoral, Jaime Arturo Báez Agudelo, quien animó a la comunidad a abrir el corazón, a experimentar el sentir del otro y a reconocer a Jesucristo como el liberador del egoísmo y la indiferencia. Los estudiantes del grupo JRS ofrecieron una profunda representación del Viacrucis, narrando las estaciones por las que pasó nuestro Señor Jesucristo mientras recorrían el auditorio con la Cruz a cuestas. Este gesto permitió a los presentes conectarse de manera simbólica con el sufrimiento de Jesús y con los desafíos propios de la vida cristiana. Así mismo, se hizo una invitación especial a nuestros niños y jóvenes a vivir un Triduo Pascual en familia, orando juntos y fortaleciendo su fe. Desde los distintos lugares donde nos congreguemos para acompañar a Cristo, recordemos siempre que somos una sola familia: La Familia Santa Luisa. Nos unimos en oración por los estudiantes que participarán en Campamento Misión, así como por los directivos y maestros que vivirán la experiencia de los Ejercicios Espirituales Ignacianos durante la Semana Santa. Que esta sea una oportunidad para renovar nuestra esperanza y compromiso cristiano, repitiendo con humildad y fe: “Señor, ayúdanos a cargar con nuestras cruces cada día como Tú cargaste con la tuya. Ayúdanos a ser cada vez más buenos, a ser como Tú nos quieres”.